Durante los últimos años, he tenido dos grandes hobbies que ocupan gran parte de mi tiempo libre (y el dinero en mi billetera): Haruhi Suzumiya y los discos de vinilo.
Obviamente, estos conceptos están bastante alejados entre sí. Uno es mi serie favorita, el otro remite directamente con la música que escucho a diario. Así que si alguien piensa que la playlist de un aficionado Haruhista como yo está plagada de temas de Aya Hirano o los Characters Songs… está bastante equivocado. De hecho, fuera de God Knows, Lost My Music o Super Driver, a las que vuelvo por nostalgia de vez en cuando, no recuerdo tener otro tema de Haruhi en mi teléfono pese a tener casi toda la discografía de la serie en CD.
Lo cierto es que mis gustos musicales son tan abyectos, que muchas veces ni siquiera se encuentran en plataformas como Spotify o TIDAL, por lo que para obtener una copia en buena calidad de un álbum que me guste muchas veces tengo que obligatoriamente conseguirlo en formato físico para pasarlo a mi celular. Algunos discos y artistas que adoro tuvieron la suerte de aparecer en CD, pero la gran mayoría quedaron atrapados en el mundo analógico del casete o el vinilo. Por ende, mi introducción al mundo del vinilo fue netamente más una “necesidad” que un gusto adquirido por el formato o porque, de un día para otro, se puso de moda sacarse fotos con una tornamesa con forma de maleta.
Dicho esto, en esta entrada de “Museo Haruhista” justamente daremos un vistazo a un artículo que por primera y única vez, une estas dos grandes aficiones mías: el disco de vinilo de Haruhi Suzumiya.
Volvamos al año 2006. Haruhi acababa de ser estrenada, siendo un éxito de rating y ventas en prácticamente todos los medios. Los DVDs se agotaban de las estanterías, las novelas y mangas comenzaron a reimprimirse para suplir la demanda, y prácticamente cada día se anunciaba una figura nueva con alguna de las chicas en una pose sugerente.
Aquellos eran los días...
Pero había un sector bastante inesperado en donde Haruhi la estaba rompiendo: la música. Para nadie es un secreto que los animes populares suelen convertirse rápidamente en una franquicia transmedia. Usualmente esto conlleva a lanzar el opening/ending de la serie en CD, o quizás un drama CD o videojuego que expanda algún episodio. Sin embargo Kadokawa y Kyoto Animation se las arreglaron en explotar el lado musical de una franquicia que, como comentamos en la anterior entrada, poco y nada tenía que ver con la música.
Haruhi gozaría de múltiples singles, un drama CD, shows radiales, hasta Character Songs hasta para el personaje más irrelevante.
Pero si hablamos de música dentro de la franquicia de Haruhi Suzumiya, no podemos olvidar el fenómeno del “Hare Hare Yukai”, que quedó inmortalizada como una de las canciones más famosas del mundo del anime. Tanto así, que aún hoy en día, casi 20 años después, sigue siendo infaltable en cualquier convención otaku y su peculiar coreografía se la saben hasta personas que ni siquiera conocen la serie de donde proviene.
En animación el baile se ve cool. En la realidad...
Paralelamente, durante finales de los 90s y especialmente a mediados de los 2000 con la popularidad del CD en su punto más álgido, el vinilo era un formato prácticamente obsoleto. Inclusive Japón, país que tiene la curiosa dualidad de estar a la vanguardia y aferrarse a formatos y costumbres anticuadas al mismo tiempo, se había rendido plenamente al encanto digital del CD.
Si bien se seguían fabricando discos de vinilo, usualmente eran dedicados a lanzamientos especiales o con una utilidad específica, como discos para DJs. La cosa es que, por una razón u otra, Lantis (discográfica que se dedica a lanzamientos relativos al mercado otaku), lanzaría el “Hare Hare Yukai” en vinilo un año después de su versión en CD.
Como podrán ver, es un disco muy sencillo. El formato corresponde a un single de 7” que contiene el Hare Hare Yukai a un lado y Welcome UNKNOWN en el otro, y no un disco “grande” de 12” que puede contener hasta un álbum entero, formato que es mucho más conocido y común para lanzamientos actuales. Al menos en occidente, los singles solían venir con portadas de cartón con el disco adentro. En Japón, toda una vida la portada ha sido de papel similar al de una revista, y en este caso no es la excepción.
Curiosamente si lo comparamos directamente con el CD single, notaremos que el vinilo no incluye las pistas instrumentales de ambos temas, lo cual tiene sentido si tomamos en cuenta que no hay muchas tornamesas con funcionalidad de Karaoke.
Entre estos lanzamientos hay apenas un año de diferencia. Entre ambos formatos, prácticamente 30.
Pero las diferencias con el CD no acaban allí, ya que el vinilo contiene una segunda portada, esta vez (supuestamente) representando Welcome UNKNOWN, reutilizando una rockera ilustración del concierto “Suzumiya Haruhi no Gekisou” que la verdad nada pega con lo alegre y simplón de la canción, pero es una bonita ilustración de todas formas.
This pic goes hard.
Al abrir la portada, tenemos la usual información de los autores con la letra de las canciones, obviamente todo en japonés. Lo mejor de este lanzamiento es definitivamente la etiqueta (comúnmente llamada “galleta”) con la icónica silueta del Haruhi-ISM en un fondo rojo. Si tuviera más espacio en mi habitación, definitivamente le daría una oportunidad de poner el disco en exhibición.
¿Qué tiene Robert Plant que no tenga Aya Hirano? Es broma, eh.
Pero bueno, pasemos a lo más importante de un disco de música: su sonido. Usualmente, se dice que el vinilo es el formato por definición, cuya calidad de audio es insuperable inclusive hasta para el más prístino CD, así que tengo mis expectativas altas. Para mayor fidelidad de audio, grabé el sonido directo de la tornamesa al PC, sin ningún tipo de filtro aplicado.
Para discos de artistas como “The Beatles”, “Queen” o “David Bowie” quizás haya un argumento más fuerte respecto a la superioridad del vinilo frente al CD, ya que estos artistas crearon sus obras más insignes pensando en las limitaciones análogas. Cada voz e instrumento se grababa en cintas magnéticas análogas (reel-to-reel) para luego mezclarlas en una cinta maestra. Luego, esta cinta maestra era transferida a formatos caseros, como el casete o el vinilo, en una época en donde el CD aún ni pensaba en existir. Sin embargo, para cualquier producción de la era digital, como lo es HHY, el sonido que saldrá del disco será literalmente lo mismo que escuchar en el CD, ya que se usa el mismo master digital. Eso si, recuerda que incluirá todo el ruido análogo adicional que entrega un disco de vinilo: si la más mínima motita de polvo se introduce en una de los surcos del disco, se escuchará. En síntesis, definitivamente el vinilo no se gana el puesto a la conveniencia, especialmente si ese material ya está disponible en un disco compacto o plataformas digitales.
Cuando tu amigo melómano te diga las bondades del vinilo usando como ejemplo discos como "Random Access Memory" o el último de Taylor Swift, ya sabes como ganarte su odio.
Para concluir, este disco es una rareza cuyo valor recae principalmente en lo curioso que algo así, tan de nicho, exista. Como mencioné anteriormente, tiene más utilidad decorativa que musical. Ya lo he dicho un par de veces en el blog, pero a mi el "Hare Hare Yukai" me es indiferente. Definitivamente hubiera apreciado mucho más un single de “God Knows…” junto a “Lost My Music”, canciones que considero muchísimo más disfrutables e icónicas. Ahora que lo pienso, "Tsumeawase" vendió muchas más copias, pero como HHY era el "meme otaku" del momento, supongo que fue irresistible.
Quizás a futuro, con la nostalgia de Haruhi que hay en Japón y el resurgimiento del vinilo (que durante varios años ha superado en ventas al mismo CD), se haga una reedición de algún álbum de Haruhi que recoja las canciones más memorables, como ya ha sucedido con otras series como Evangelion o Cowboy Bebop.
No puedo esperar que salga un nuevo vinilo de Haruhi. Lo pondría junto a mi colección de Labubus, Funko Pops y Photocards de K-Pop. A alguien más le dieron ganas de tomar kombucha mientras se hace un tatuaje?
Mientras tanto, tenemos este single. Quizás sea un producto bastante prescindible de cualquier colección Haruhista, pero si lo tuyo son los vinilos y Haruhi, bien podrás encontrar algo de gracia en este artículo, hasta ahora el único en su clase. O al menos te servirá para hablar de una de tus aficiones en un blog dedicado a otra afición totalmente diferente.













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